jueves, 1 de agosto de 2013

Abdomen plano & cintura estrecha ¿un secreto?

Aunque realmente no es común escribir "tips" o consejos, en este blog, que fácilmente pueden encontrar en otros medios, consideré interesante abordar un tópico que suele ser de gran interés y que, por alguna razón, continúa levantando dudas y polémicas entre la gente que comienza a entrenar y busca el clásico aspecto atlético y deportivo que incluye un abdomen marcado y un cintura pequeña.

Veremos, y sin un cobro extra oculto, cuáles son los "secretos" para ese particular aspecto...

No hay un día que no observe yo en el gimnasio (y para tal caso, cualquiera al que haya asistido) a personas, de todo género y contextura, pasando media hora o más haciendo abdominales clásicos por todos los ángulos posibles. Peor aún, he visto a instructores fomentando tal empresa con lo que, en el mejor de los casos, pretenden "engañar" a su cliente haciéndole pensar que está quemando toda esa grasa alrededor de su cintura ("mejor", porque en el peor de los casos, él lo cree también).

Para conseguir un abdomen marcado no resta más que exponer la pared abdominal adelgazando la piel que lo recubre, esto se logra mediante el uso de la grasa subcutánea como sustrato energético en dos circunstancias: déficit calórico (dieta con restricción de calorías) o generando un déficit por actividad física (aquí, la elevación del ritmo cardiaco es clave para este consumo de energía, por lo que vamos a ejercicio cardiovascular inexorablemente). 

Cada individuo posee zonas de almacén del exceso de grasas en diferentes puntos de su cuerpo. Algunos de los más afortunados, acorde a los estándares estéticos actuales, suelen almacenar grasa en piernas y glúteos, mientras que su abdomen y torso permanece relativamente magro. En otros, el área abdominal y de la cintura es la zona favorita para estas células adiposas, y no es sino hasta que llega a un considerablemente bajo porcentaje graso que logra disminuir éstas  logrando "sacar a la vista" sus músculos abdominales.

De lo anterior concluimos que para que tus abdominales sean visibles, tienes que disminuir la grasa que los recubre, y dependiendo de tu fenotipo (zonas donde naturalmente almacenas grasas en tu cuerpo) esto se logra en mayor o menor tiempo pero, inevitablemente, con un régimen alimenticio donde haya restricción de calorías y fomentes un mayor uso de las reservas ya existentes, o sea, con ejercicio y entrenamiento.

Ahora ¿qué ejercicios sí son útiles, sino los clásicos abdominales?

Primero aclarar: he conocido personas con un abdomen que muchos modelos fitness soñarían y que, siendo naturales (no usan hormonas ni drogas para mejorar su rendimiento deportivo), juran no haber hecho una sola abdominal convencional en toda su vida... Y les creo.

El núcleo o"core" es un conjunto de músculos de vital importancia en la ejecución de prácticamente todos los movimientos que realizamos en el día a día y también para aquellos que requieran de un particular uso de fuerza. En la actualidad está de moda que se vean y se hipertrofien (que, ahora sí "salten" a la vista) pero sus funciones van mucho más allá de su estética.

Quién entrena con pesos libres -y aquí habrá algo de polémica- prácticamente no requieren de hacer abdominales, tampoco de ponerse un palo a la espalda y girar por dos horas "hasta que queme". La Sentadilla, el Peso Muerto, las Hiper extensiones, el Press militar de pie, todos de alguna manera requieren de un núcleo poderoso para ejecutarse, y al hacerlos entrenamos el núcleo de manera funcional y no aislada, como con los abdominales convencionales. 

Tuvimos que ver primero que no, pero sigamos con que sí -para no leernos tan negativos. Hay ejercicios que fortalecen la pared abdominal y pueden utilizarse junto con el entrenamiento con pesos libres para fortalecer nuestro núcleo, lo que derivará a que, una vez consumida la grasa abdominal, estos músculos sean visibles.

Rescatemos algunos ejercicios isométricos básicos:

                     

Estos dos ejercicios son conocidos como "tablillas". La idea es simple: mantienes en contracción el abdomen mientras sostienes la postura que ves en las imágenes. Aquí el conteo del tiempo es primordial, y avanzados pueden inclusive incluir algo de peso para hacerlo un poco más desafiante.

Los siguientes ejercicios eran fundamentales en el culturismo clásico y todavía hasta el de los 70 (efectivamente, en los tiempos de Arnold Schwarzenegger). Quienes han practicado Yoga les serán familiares también:

                

Es difícil explicar este ejercicio con fotografías y texto, por lo que mejor les referiré a un vídeo práctico en español:

http://www.youtube.com/watch?v=wf2HfBZ_wPk&feature=c4-overview-vl&list=PLC3799F129FABD7EC

(Pueden brincarse al minuto 7 si quieren ir directo al grano) Los beneficios los exploran muy bien el vídeo, pero podemos resumirlos como una de las pocas maneras -no quirúrgicas- de reducir el perímetro natural de la cintura.

Para terminar, recapitulemos y dejemos al descubierto estos "secretros" para un abdomen plano y marcado:

1. Restricción calórica mediante dieta: cuidado, trata de perder GRASA, no peso, o resultará contraproducente. Para esto, crea un déficit razonable acorde a tus requerimientos particulares.
2. Utiliza esas reservas energéticas "resistentes" que tapan tus abdominales mediante ejercicios cardiovasculares.
3. Entrena tu núcleo y fortalece tus abdominales mediante pesos libres y compleméntalos con abdominales isométricos y de Vacío Abdominal.

La Objeción Estética

De estas dos imágenes de ambos géneros ¿cuál te parece más estética o atractiva?

             



                




 




Si escogiste la primera, los consejos que ilustramos pueden resultar de tu interés. Si escogiste la segunda, quizás te beneficies de seguir haciendo media hora de abdominales convencionales cada día, y sería bueno que incluyas algo de peso en ellos...

Un saludo.







miércoles, 17 de julio de 2013

Super Alimentos I: Linaza vs Chía

Ambos productos se han vuelto sumamente populares y por justas razones. Tanto la Linaza como la Chía son ricas en fibras además de ser los alimentos vegetales con mayor cantidad de omega III (esas grasas "buenas" que necesitamos incluir en nuestra dieta, por ser esenciales). Son fáciles de utilizar y se pueden agregar a una gran variedad de alimentos, como en yogurts, frutas con queso cottage, licuados e inclusive, hasta en el agua que utilizamos para beber. Pero veamos como estos dos "super alimentos" resultan en una comparativa de sus propiedades:

Proteínas (gr) Fibra (gr)  Omega III (mg)
Linaza 5 8 6,388
Chía 4.4 11 4,915


En esta tabla, obtenida de los datos que proporciona nutritiondata.com por cada 28 gramos (aproximadamente 2 cucharadas) podemos observar que se encuentran bastante parejos en sus propiedades; ganando ligeramente la linaza en su contenido de omega III, pero aventajando la chía en su fibra dietética.



Si consideramos que la ingesta diaria de fibra para un adulto normal oscila entre los 20-35 gr al día, notamos que con tan solo dos cucharadas de estos "super alimentos" cubrimos fácilmente la tercera parte o hasta la mitad de nuestros requerimientos. 

En cuanto al omega III, este ya famoso grupo de ácidos grasos esenciales con propiedades cardioprotectoras, la ingesta diaria -en adultos sanos normales- oscila entre 1 y 2 gr. La chía proporciona .4 y la linaza .6gr (aun cuando cabe decir que la capacidad de absorción de estas formas de omega III es inferior a la que se obtiene de fuentes animales, como los pescados de aguas frías). 

Ahora, hablando de otros factores de decisión sobre uno u otro...

- La linaza, para obtener su omega III, debe ser molida, ya sea al licuarse o al ser molturada al masticarse. Lamentablemente el omega III, encontrado al interior de la semilla, es delicado y con suma facilidad se enrancia, es decir, se "echa a perder" con la simple exposición al aire y a la luz solar.

- La chía, en cambio, puede viajar integra y al interior de nuestro sistema digestivo liberar sus contenidos en Omega III. Por decirlo de alguna manera, su "encapsulado" es más amigable con nuestra especie.

- La linaza tiene un sabor, y aquí entra ya en discusión si es del agrado personal o no. Por otro lado, la Chía es practicamente insabora, lo que permite que pueda ser incorporada a cualquier preparado sin alterar sus propiedades organolépticas más que, si acaso, en la textura (es algo crujiente). 

- Precio. En México, el precio de la chía, por 500gr, es de $132 pesos, en promedio; mientras que el de la linaza, por el mismo gramaje, es de $18.5 pesos. La diferencia es enorme, aun cuando esto responde a la volubilidad del mercado:  la demanda creciente por la chía ha generado la creación de productos con un bonito embalaje que sube por mucho su valor comercial sin distinguirse realmente de otras.

Aquí queda ya en su criterio valorar cuál "ganaría", aunque en todo caso, ninguno desmerece realmente ante el otro...

Un saludo.



miércoles, 9 de enero de 2013

Pérdida de peso, Mitos y Realidades

Ahora que nos encontramos en una etapa de Año Nuevo, en la cual muchas personas deciden mejorar su vida con cambios radicales, uno de los objetivos más comunes es la pérdida de peso o la obtención de aquel físico ideal y soñado. Muchas veces estos buenos propósitos no llevan a ningún lado o se ciernen a esfuerzos de tan corta duración que no alcanzan a surtir los efectos anhelados. 

Concerniente a la pérdida de peso, rondan muchos mitos e ideas comunes de cómo ha de lograrse o llevarse a cabo  que, en sí mismas, condenan a un fracaso y la consecuente sensación de indefención y refuerzo de la noción de que estos cambios no son posibles para nosotros. Pensando en estas, veamos algunos de los más comunes:

1. Las dietas son temporales

El mismo término de "dieta" se ha confundido con el concepto de un régimen donde comes radicalmente distinto (cantidad y calidad de los alimentos) a como comemos habitualmente. Realmente todos nos mantenemos bajo una dieta u otra. Nuestra Dieta son los hábitos alimenticios que manifestamos y que se mantienen más o menos estables por largos periodos de tiempo durante nuestra vidas. Cuando requerimos, por cuestiones de Salud o Estética, modificar nuestros hábitos para obtener una pérdida de peso, necesitamos hacerlo bajo la noción de que estas nuevas conductas deberán establecerse para perdurar al largo plazo, pues el retorno a los viejos sistemas conllevan inexorablemente a la circunstancia anterior. Así, debemos encontrar nuevas formas de alimentarnos que se relacionen con nuestros hábitos ya existentes y que puedan seguirse de por vida sin significar sacrificios ni imposiciones que solo podramos mantener por lapsos de tiempo muy breves. En conclusión: no hay que "estar a dieta", sino hay que aprender a alimentarnos de manera sustentable e integrada a nuestros estilos de vida y preferencias individuales.

2. Mientras más peso pierdas más rápidamente mejor 

Muchas personas se someten a verdaderos suplicios cuando intentan perder peso. Siguen el ideal de que pérdidas masivas de peso en corto tiempo es la mejor estrategia. Sacrificarse por un par de semanas y luego volver a las viejas andanzas y auto-complacencias alimenticias. Esta estrategia es una de las más costosas en cuanto que son del tipo que suelen generar los ya famosos y temidos "efectos yoyo". Hay que comprender que, aunque es posible perder grandes cantidades de peso en corto tiempo, la gran mayoría de éste será realmente agua y -en el peor de los casos- tejido muscular. Otro peligro inherente es que generamos un aprendizaje de "terror" sobre la alimentación, ya que durante estos breves periodos nos obligamos a comer bajo condiciones precarias: poco alimento e insípido; lo cual es insostenible a un largo plazo. Cuando nuestra ingesta calórica se encuentra muy por debajo de las que requerimos, nuestro organismo entra en un estado de alerta por hambruna que desencadena una cascada de cambios hormonales que nos vuelve más receptivos a la captación de nutrientes a almacén (el almacén energético por excelencia son en forma de grasa) cuando la alimentación regresa a sus cantidades habituales. Esto quiere decir que si nos mantenemos en un régimen donde perdemos grandes cantidades de peso por infra-alimentación, al volver a nuestra alimentación habitual captaremos peso con mayor facilidad. Si acaso hemos caído en un régimen extremo y perdemos masa muscular, nuestra capacidad para metabolizar las grasas como energía disminuyen (lo que comunmente se conoce como un metabolismo re-alentizado) por lo que con menos alimento que antes del régimen, subiremos de peso facilmente. ¿Cuál es la solución? Siendo totalmente realistas, sabemos (desde el campo de la Nutrición) que en las primeras semanas de un nuevo plan alimenticio hay una mayor pérdida de peso (esto es especialmente cierto si comienzas con un sobrepeso considerable, y es menor en personas ya delgadas) que al poco tiempo se estabiliza en aproximadamente de uno a medio kilogramo a la semana. Esta es la considerada pérdida saludable, pues podemos inferir que se trata de tejido graso y no de músculo o simple agua. 

3. Lograste tu peso meta ¡se acabo la dieta!

Como se puede inferir ya de lo escrito en los párrafos anteriores, un plan alimenticio es bueno en cuanto seas capaz de adaptarte a él de por vida. El bajar el peso programado para inmediatamente después comenzar una sobre-alimentación es echar por tierra todos los esfuerzos anteriores. Por ello es importante dar con un programa de alimentación que se encuentre adaptado a nuestras necesidades personales, que tenga la menor sensación posible de artificio. Mientras más flexible sea la dieta, mayores posibilidad de adherencia a ésta existen, y por ende es más probable que tengas éxito en conseguir un peso ideal y adecuado que puedas mantener por siempre.

Aquí se resumieron algunos de los No No, pero ¿cuáles son los sí? Revisémoslo en las próximas actualizaciones...

domingo, 4 de noviembre de 2012

El Contagio viral de los Hábitos

Todos tenemos una idea más o menos concisa respecto a la influencia que nuestra círculo social (familiar, laboral, etc) puede ejercer sobre nosotros, sin embargo, la Investigación en Conducta ha dado pocos resultados contundentes sobre cómo funciona este fenómeno.

Desde la década de los 50s sociólogos han estudiado el peso que nuestras amistades tiene sobre nuestro despliegue de hábitos y conductas. De ahí derivamos que comportamientos como el beber alcohol, el fumar e inclusive la obesidad, tienen un factor "contagioso". 

Y no es tan solo cuestión de que cada sujeto eligiese sujetos semejantes a sí mismos (la llamada homofilia), sino que en situaciones donde un grupo es formado de manera aleatoria, o azarosa, las conductas de unos comienzan a influir en la de otros, al grado de crear una cierta homogenización con el tiempo. Cualquier Maestro podría dar testimonio de que existen grupos donde todos parecieran actuar y pensar al unísono. Hay grupos donde se desarrolla una cierta competitividad académica mientras hay otros donde el desinterés es norma. En ellos hay que identificar a o los "pacientes cero", que han sido quienes han propagado estas conductas virales.

Es un conocimiento común, entonces, que el fenómeno sucede ¿pero a qué aplicaciones prácticas conlleva? Por un lado, hay que comprender el fenómeno y tratar de dilucidar bajo cuáles leyes acaece. En lo que respecta a la Obesidad, Christakis and Fowler, que investigaron una base de datos de 5,124 sujetos de los cuales obtuvieron enlaces y vínculos entre los mismos, rastrearon patrones en las fluctuaciones de peso que databan desde muy 1971 y hasta el 2003; es decir, 32 años. De esta investigación se encontró -entre muchas otras cosas- que las posibilidades de embarnecer se incrementaban a un 57% si alguno de sus amigos se volvía obeso. 

¿Esto significa que hay que alejarnos de nuestros amigos en su obesidad? No necesariamente. Por un lado, encontraron también que este fenómeno, tan ligado a la autoimagen, solo sucede ante ciertas condiciones. Primeramente, sucede entre símiles, es decir, entre amigos del mismo sexo. Eso explicaba por qué las parejas no engordan o adelgazan simultáneamente, simplemente no son semejantes en términos físicos, y por ende, no representan una imagen de nosotros mismos a la cual imitar.

Las observaciones sobre el Modelamiento (como le llamaría al aprendizaje por imitación o vicario, Bandura) nos dice también que tendemos a imitar conductas en aquellos sujetos por los que sentimos cierta admiración. De esa manera, es común que un niño imite a su padre, pues en un mundo reducido, es lo más parecido que tiene a un ideal. Sin embargo, también sucede que el -mal- ejemplo de nuestras amistades nos lleven a un relajamiento de las normas auto impuestas, volviéndonos más prestos a no realizar ejercicio, fumar, o comer en exceso pues "Juan también lo hace".

En Mercadotecnia se ha identificado que existe un elemento importante en la elección de un producto u otro cuando las opciones están muy emparejadas en características. Conocido como el "Consumidor Alfa", éste individuo tiene conocimientos tácticos y técnicos de los que adolece el grueso de la población, y es su voz u opinión la que mueve a un círculo a la elección de uno u otro producto. Esto es importante por lo que mencionaba en un principio, en el ejemplo del grupo de clases: identifica al "paciente cero". Un consumidor alfa o un paciente cero es el sujeto cuya conducta es imitada. Pero esto no viene de nacimiento -necesariamente- entre humanos no nacemos con un mechón plateado en la espalda, sino que nuestro comportamiento a lo largo de la carrera de nuestras vidas nos volverán, o no, en un modelo a seguir (o a evitar). Podemos ejercer una mayor influencia sobre nuestras amistades que las que ellos influyen -negativamente- sobre nosotros. ¿Cómo hacerlo? Adquiriendo y forjando hábitos sólidos, no dependientes de elementos efímeros y circunstanciales (voy al gimnasio porque Anastasia, que me gusta, va). Aprendiendo todo lo que hay que saber sobre lo que nos interesa. Acercándonos a quienes ya saben y siguiendo nuestros propios modelos. 

Con el tiempo, nuestra forma de vida irá acercando a un circulo cada vez mayor de sujetos con ideales semejantes, y cuando eso ocurre, un hábito se forja de por vida...

Un saludo.





Interesados en ahondar en el tema, este artículo del New York Times resulta excelente: http://www.nytimes.com/2009/09/13/magazine/13contagion-t.html?pagewanted=1&_r=0

martes, 18 de septiembre de 2012

Paradoja de la Obesidad, ¿Más delgado = Más sano?

Desde hace un tiempo se ha manejado una noción casi universal al respecto que de la delgadez relativa es más sana o saludable que el sobre peso o la obesidad. Contrario a la opinión popular de antaño, donde se consideraba a la gente rolliza como más fuerte o saludable, un cambio de paradigma llevó a las instituciones médicas y el personal de salud a recomendar cada vez pesos más bajos como "saludables" o "ideales". Hoy en día vuelve a surgir la polémica, generada en gran medida por el análisis de nuevos datos que nos señalan que estos preceptos sobre  la sanidad de ser delgado deben ser reconsiderados y re-valorados. 

Tal resulta que en pacientes con trastornos crónicos, como la diabétes, trastornos renales o cardiopatías, aquellos que tenían un peso considera como por encima de lo normal -o incluso hasta obesos- tenían un mejor pronóstico en su calidad y expectativa de vida. A este fenómeno se le conoció como la Paradoja de la Obesidad (recordemos que una paradoja -en este contexto- sucede cuando eventos, en apariencia opuestos, se complementan presentándonos una nueva faceta de la realidad).

En el 2002, el Dr. Carl Lavie, director del Instituto de Rehabilitación y Prevención Cardiaca de John Ochsner, en Nueva Orleans; documentó por vez primera la Paradoja de la Obesidad entre pacientes con fallas cardíaca. Sus estudios tomaron más de un año en ser publicados. En sus propias palabras: "La gente pensaba que había algo mal en estos datos. Si la obesidad es mala para las enfermedades cardíacas ¿cómo podía ser esto posible?".

En el 2005, la epidemiologista Katherine Flegal, analizando información de la Encuesta Nacional de Salud Nutricional (EUA), encontró que los mayores riesgos de muerte se encontraban asociados a encontrarse en cualquiera de los extremos del espectro, es decir "Peso Bajo" y "Obesidad Severa". Los riesgos más bajos de mortalidad se encontraban entre las personas con sobre peso (un IMC entre 25 y 30), mientras que la Obesidad Moderada (IMC 30-35) no ofrecía mayor riesgo que encontrarse en las categorías de normo peso (IMC 18-24.9).

Esta información resulta fundamental en el intento de modificar las consideraciones preponderantes sobre que físico o anatomía en particular es realmente la más saludable. Sin embargo, deben tomarse algunas consideraciones antes de abordar el sobre peso como un tipo de garantía estadística para una vida más larga y sana...

En un principio, entender que el IMC o Índice de Masa Corporal, como medición de infra-normo-sobre peso es deficiente. Como ya se ha maneja en este blog, la información que nos brinda no nos señala la distribución o compartimentalización de masa grasa o demás masa magra. Un atleta, un deportista, fácilmente es estadisticamente clasificable como con sobrepeso (en algunas disciplinas, hasta como obesos) simplemente porque su masa muscular representa tiene un gran desarrollo. Un IMC indicativo de normo-peso puede adjudicarsele a una persona que acumule todos sus almacenes grasos en la pared abdominal, y con ello cargue con todas las problemáticas relacionadas con la obesidad sin estar considerado entre los grupos de riesgo.

Steven Blair, en el Instituto Cooper en Dallas, señala que "ser gordo y atlético es mejor que ser delgado y sedentario. El ejercicio aeróbico puede no llevar a una pérdida de peso, pero sí reduce la grasa en hígado, donde produce el mayor daño metabólico -acorde a un estudio reciente de la Universidad de Sydney".

En conclusión... Necesitamos encontrar un peso en el cual nos sintamos comodos, y esto incluye fortaleza y bienestar en general, como algo subjetivo. Tal y como se maneja en el deporte desde hace décadas, el peso ideal del atleta es aquel en el que este tiene su mejor desempeño. No importa realmente si unas tablas nos señalan un sobre peso masivo, importa más como nos movamos y desempeñamos y qué tan activos podamos ser y estemos animados a ello (un signo indudable de buena salud). Por supuesto, siempre hay que tener un chequeo periódico de la bioquímica y composición corporal, indicativos mucho más fiables que una simple relación Peso/Talla.

Un saludo.








Basado en el artículo original de Harriet Brown "In Obesity Paradox, Thinner May Mean Sicker", para NY Times: http://www.nytimes.com/2012/09/18/health/research/more-data-suggests-fitness-matters-more-than-weight.html

domingo, 2 de septiembre de 2012

La relación entre la Psicología y la Nutrición

Aun cuando la Norma Oficial Mexicana (008-"Para el Tratamiento integral del sobrepeso y la obesidad) de la Secretaría de Salud contempla a tres disciplinas profesionales, como son la Medicina, la Nutrición y la Psicología; en la población general todavía no se incluye la noción de que un problema de peso (alto-bajo) es competencia del psicólogo -comunmente encasillado al tratamiento de pacientes "mentales".

Revisando un poco la historia, desde que llamó la atención de la ciencia el cambio de peso poblacional a grandes escalas (que después se volvería en lo que es hoy, un problema de Salud global), la Psicología fue una de las primeras ciencias que comenzaron a desarrollar tecnologías para el tratamiento de estos trastornos de conducta, 

Quizás el más notorio e importante fue la publicación de LEARN, Programa para el Control de Peso, de Brownell, que sintetiza técnicas de la modificación de la conducta orientadas al desarrollo de habilidades como el auto control en materia alimentaria. Este texto (en principio una tesis de grado de Brownell) se volvió una referencia dentro del Sistema de Salud estadounidense. En múltiples estudios se llevó como referencia de técnicas conductuales vs mil otros sistemas.

Primero hay que aceptar un hecho innegable dentro de los programas de control de peso: nuestro principal problema es la deserción. La gente abandona, renuncia. ¿Por cuánto tiempo puede un sujeto permanecer bajo un régimen nutricional estricto? Semanas, meses cuando mucho. Por supuesto, hablamos de casos donde la problemática de peso no se trata de tan solo un par de kilogramos, sino excesos del cincuenta o cien por ciento de su peso ideal estimado.

Se presenta un círculo vicioso: la persona asiste con un profesional de la salud que le proporciona una dieta. La dieta se sigue y mantiene por un tiempo, tiempo donde las pérdidas de peso son sustanciales y notorias. Después llega una meseta, un punto donde el peso no disminuye, sino que inclusive hasta aumenta. El organismo de la persona entra en un estado de hambruna, se cree en inanición, manda señales de apetito y se aferra a cualquier entrada en alimento para convertirla en reservas (como grasa). Bajo esas condiciones, viene una recaída donde se recupera el peso perdido. La culpa recae en el individuo cuya "falta de voluntad" hizo que el programa fracasara. Pasaran algunos meses antes de que el ambiente le exija y demande intentar perder peso de nueva cuenta. Una vez más asistes al nutriologo y empieza el ciclo de nuevo... 

Lamentablemente, con cada vuelta la persona se torna más atrevida, menos temerosa de intentar nuevos métodos sin importar que pongan en riesgo su -de por sí frágil- salud. De ahí viene el experimentar con la sibutramina (actualmente prohibida, pero aún disponible), el orlistat o peor, con hormonas tiroideas o del crecimiento. La farmacología no es por sí misma negativa -aclaro-, pero tampoco es la solución definitiva en la gran mayoría de los casos (pero se vende como tal).

Y es aquí donde de nueva cuenta entra el papel del psicólogo... un especialista en conducta humana puede, en teoría, echar mano de las tecnologías de la modificación de la conducta para coadyuvar al sujeto a permanecer y adherirse a un programa nutricional; a desarrollar hábitos nuevos de salud e inhibir aquellos de riesgo. Con la participación continua entre ambas partes (tratante y tratado) aprender un nuevo estilo de vida con herramientas un poco mejores a simples -y odiosas- exclamaciones como "¡echale ganas!" o "¡sí se puede!" como todo arsenal motivacional. 

Espero más adelante aterrizar en concreto... Hablar sobre algunas técnicas de reforzamiento y de auto ayuda para la consecución de metas y objetivos.

Un saludo.

domingo, 15 de julio de 2012

¿Vigorexia, Ortorexia?

Estos conceptos se encuentran últimamente en boca de muchos, aunque pocos saben de qué están hablando realmente. Veámoslo someramente...

El término "vigorexia" fue acuñado por el Dr Harrison J. Pope, psiquiatra del hospital McLean en Boston (Estados Unidos), considerado en un principio como la versión inversa a la anorexia; palabra compuesta de la raíz "exia", apetito y el prefijo "ano", que en conjunto se entiende como "sin apetencia" (Dicho concepto solo aplica a la anorexia como síntoma en otras patologías, ya que hay distinguirlo de la "anorexia nerviosa", donde el apetito no se encuentra suprimido, simplemente no se ingieren alimentos). 

Vigorexia es, conceptualmente, una aberración. Producto de la ignorancia  o desdén a la etimología, tan común en los ávidos categorizadores de los trastornos conductuales que abundan en los Estados Unidos. Afortunadamente no es "oficial", aunque ya veremos en el 2013 qué nos dice el DSM-V (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales). 

Pero no lo dejemos tan solo en el plano de lo conceptual... La vigorexia se supone una derivación o subtipo de un trastorno dismórfico. Esto quiere decir que el sujeto da un reporte de su propia apariencia que no corresponde con la realidad. En este caso específico, se ve más delgado y menos muscular de como está y se obsesiona con el entrenamiento para obtener mayor volumen, definición, vascularidad, etc

Es difícil distinguir en el común de entre quién sufre de vigorexia y quién es un culturista (aún amateur). Esto ha dado bochornosos casos de sobre-categorización, dado que el entrenamiento con pesas que realiza un culturista requiere, en efecto, grandes sacrificios en tiempo y esfuerzo, no tan solo en el gimnasio, sino fuera de él. Es vaya, un estilo de vida.

Por ello, fuera de modas, como sucedió con el embarazoso caso de la barrabazada de "metrosexual", clasificar personas, por conductas, confiere sus riesgos. Riesgos de caer en sobre generalizaciones, injusticias o simplemente hacer el ridículo pretendiendo que un nombre, una etiqueta, entraña un entendimiento profundo de un fenómeno.

Ahora, habrá quién se pregunte sobre la ortorexia... Bueno, su explicación es algo ambigua, pero incurre en los mismos delitos conceptuales de la vigoréxia. En pocas palabras, el sujeto muy quisquilloso con su alimentación es un ortoréxico. El término parece no discernir entre quienes tienen una obsesión disfuncional de quienes aprenden a ser particularmente observadores (weight watchers, pacientes bariátricos o estudiantes de nutrición, por ejemplo).

En fin, monadas del espíritu de los tiempos...

Un saludo.